noviembre 23, 2012

Borrador #1

Hola!
Como están?

Bueno, una de las razones por las que inicié este blog es por que quería dar a mostrar un poco de lo que escribo. Que es algo que me encanta hacer, así que estos días empecé a trabajar en una nueva historia. Y quería saber si me daban su opinión, así que, aquí va! - Aún no le tengo nombre, tal vez lo consiga mientras vaya escribiendo :) -.

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Ella estaba allí, lo único que él tenía que hacer, era acercarse, y estirar la mano para poder tocarla. ¿Pero por qué ella le daba la espalda? Por mucho que la llamara, y dijera su nombre, ella no volvería su mirada.
Oh Dios, cuanto extrañaba esa mirada, cuanto extrañaba tenerla en sus brazos, escuchar su voz, acariciar su largo cabello dorado, y más que todo, extrañaba simplemente tenerla a su lado.

No cabía duda de que si pudiera hacer cualquier cosa para recuperarla, lo haría. No le importaba cuánto dolor tuviera que soportar, sólo la quería de vuelta. Tampoco importaba que ella ya no lo quisiera, a él le bastaría con que estuviera viva, con que fuera feliz.

La figura delgada y alta de ella estaba inmóvil, ni siquiera parecía estar respirando; el pánico lo invadió, algo no estaba bien.
Miró a su alrededor buscando algo, no estaba muy seguro del qué, pero tenía que encontrar alguna cosa que sirviera para llamar su atención. Pero la desilusión lo inundó por completo, él estaba en un callejón oscuro, en medio de la noche, una noche sin luna y sin estrellas.

Un faro daba una luz tenue, que a duras penas dejaba ver que había unos cubos vacíos de basura, y uno que otro papel en el suelo, pero nada útil, sólo la débil y pálida chica al frente suyo.

De pronto, ella empezó a gritar, un sonido ensordecedor y bastante potente, él se tapó los oídos, tratando de avanzar hacia ella, gritó su nombre lo más fuerte que su garganta le permitía, pero ella no pareció escuchar.

Después de unos instantes, que parecieron eternos, ella se puso en cuclillas, tomó su cabeza en sus manos y empezó a balancearse un poco, con pequeños sollozos, susurrando incoherencias, y por mucho que él quisiera, no lograba entenderle ni una palabra.

Cuando él por fin pudo dar un paso hacia ella, e intentó tocarla, toda la escena empezó a desvanecerse, como un hielo derritiendose bajo el sol de pleno verano.

No de nuevo, pensó él, así que se tragó el mareo que sentía y avanzó un par de pasos más; ella no pareció percatarse, por que no se movió ni un poco. Él estiró la mano, como muchas veces ya lo había hecho y justo antes de que pudiera tocar su tersa piel, ella se desvaneció, cómo si nunca hubiera estado allí, la siguieron los pedazos de papel, los cubos de basura y por último, el faro de luz, dejándolo en una completa oscuridad. Un vacío interminable.

Derek abrió los ojos, estaba en su camarote, el techo estaba sobre su cabeza, una débil luz de luna pasaba por la ventana enrejada y su compañero de celda dormía plácidamente bajo de él.

Estaba sudando y su respiración y pulso estaban acelerados, tuvieron que pasar unos cuantos minutos para que él logrará calmarse. Volvió a cerrar los ojos para intentar dormir, pero definitivamente sentía que algo no encajaba muy bien allí.

Miró a su izquierda, y se quedó muy quieto cuando vio que la luz que parecía ser de la luna, no lo era. Provenía de una chica sentada en el pequeño escritorio que habían logrado conseguir junto a Paul, su compañero, para colocar libros y sus pocas pertenencias personales.

Ella era pequeña y menuda, pero no parecía tener más de diecinueve años, su piel era de color canela, su cabello era corto y castaño, además de que su rostro en forma de corazón emanaba cierta ternura. Llevaba una pequeña hebilla con una mariposa azul en el cabello, usaba un vestido largo de color azul pastel que le llegaba un poco arriba de las rodillas y usaba unas bailarinas que hacían juego con el vestido.
Él la miró con atención unos instantes, sin moverse ni un ápice, creyendo que tal vez algo terrible pasaría si lo hacía, pero al pasar los segundos, nada pareció cambiar.

Notó que Paul hacía unos sonidos extraños mientras dormía, roncaba y decía una que otra palabra de vez en cuando, pero aún así la chica lo miraba con cierta fascinación, Derek se golpeó el rostro y parpadeó varias veces, esperando estar soñando, pero por mucho que lo hiciera, ella seguía allí.

La chica suspiró y subió su mirada hacia él, Derek no podía estar más asustado, no por ella, parecía bastante inocente, pero él temía estar volviendose loco y que por ello terminaría en camino a un manicomio; si, definitivamente eso sería lo peor.

Ella lo miró fijamente y, como si nada, ella simplemente sonrió. Era una sonrisa bastante cálida, y siendo honestos, ella era bastante hermosa. Derek se sorprendió de los alcances de su imaginación, nunca había visto a nadie como ella, y sin embargo la imaginaba con lujo de detalles.

Ella pareció querer decir algo, abrió la boca para hablar, pero la cerró varias veces, como si no supiera cómo decir algo de vital importancia, así que ella apretó las manos en su regazo, signo de que se había rendido, y pareció decidir mirar de nuevo a Paul mientras dormía.

Derek estaba sorprendido por esa escena tan bizarra, después de todo, era la primera vez que le pasaba y dudaba de que dejarán entrar a una chica a una celda a mitad de la noche.
Algo no estaba bien, pero darle más vueltas al asunto no haría más que empeorar las cosas, así que, decidió no pensar en absolutamente nada más, se volvió hacia la pared y cerró los ojos con fuerza, contando hasta cien, logrando por fin dormirse.

A la mañana siguiente, cuando lo despertó la luz del sol y el canto de los pájaros, dubitativo miró en dirección de su escritorio, y encontró, para su alivio, que la chica, ya no estaba.

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Espero que les haya gustado, gracias por leer! ^^
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